¿Por qué una “promesa de castidad”?

 

Miles de jóvenes en Guayaquil hicieron este año una promesa de castidad (2012). Como ellos, son muchos los jóvenes que en toda América se están comprometiendo a vivir la castidad porque entienden que es el camino para encontrar un amor verdadero.

 

Ante todo hay que decir que para un cristiano lo importante es vivir la castidad, se haga o no se haga una promesa o compromiso público. Hacer una “promesa de castidad” en realidad no sería necesario para un cristiano, porque la vida cristiana incluye ya de por sí la vivencia de la castidad.

Entonces, ¿por qué deciden algunos jóvenes hacer una “promesa de castidad”?

Porque lamentablemente en medio de tanta confusión hoy en día ─incluso muchos cristianos─ no consideran que sea necesario vivir esta virtud y que es exagerado y hasta insano “eso de esperar hasta el matrimonio”. La incomprensión, la ignorancia así como el desprecio y el continuo ataque a la castidad han llevado a que muchos consideren el sexo como una natural “demostración de amor” entre enamorados que no tienen ni dos semanas de estar juntos, o también como una manera normal de “pasarla bien” entre amigos o parientes incluso. Muchos padres claudican en su misión de educar a sus hijos a esperar porque piensan y dicen que “no se puede ir contracorriente”. Muchos que no quieren pensar siquiera en dominarse a sí mismos argumentan que “no se puede ir en contra de las hormonas”, y que la virginidad es algo “pasado de moda”, “impuesto por una mentalidad machista”, mientas que ejercer la sexualidad ya desde los 12 años es “lo moderno”. El que menos está fuertemente influenciado por esta mentalidad hedonista y erotizada que se ha impuesto en nuestra “cultura” liberal.

Muchos jóvenes, confundidos por sus compañeros o por personas adultas, influenciados por lo que ven en televisión o en internet, por lo que escuchan en conversaciones o música, o por lo que leen, terminan pensando que “es normal” mantener relaciones sexuales en cualquier momento de la vida, con quien sea y sin que haya ningún tipo de compromiso de por medio porque “todos lo hacen” y porque ofrece muchos beneficios.

Ante esta situación el Papa Benedicto XVI hizo un explícito a toda la cristiandad:

“Es una necesidad urgente que toda la comunidad cristiana recupere el aprecio por la virtud de la castidad”.

Los jóvenes que hacen una promesa de castidad son como un campanazo que despierta la conciencia de muchos católicos adormecidos y seducidos por el mal que se ha disfrazado de “bueno”. Su decisión cuestiona a muchos y nos invita a redescubrir la importancia de esta virtud para vivirla también nosotros. A muchos ciertamente les incomodará, les dirán que es antinatural, que son unos anormales, que es imposible vivir la castidad, etc., pero a muchos otros su testimonio valiente les servirá como aliento y estímulo para hacer también una opción contracorriente cuya meta es conquistar un amor puro, auténtico, eterno.

Por otro lado una promesa de castidad fortalece en su decisión a quienes la hacen y en cierta medida los protege y prepara para luchar por un amor verdadero, donde no haya remordimientos sino paz de corazón.

Hacer una promesa de castidad es una opción libre que implica elegir lo mejor para uno mismo y para las personas a las que ama. Hacer una promesa de castidad es una Opción Valiente que implica asumir un reto nada fácil. Pero los jóvenes somos capaces de asumir grandes retos en la vida, y uno de ellos es aprender a dominarnos a nosotros mismos, nuestros impulsos y nuestras fuerzas pasionales para usar de ellas rectamente y orientarlas a la construcción de un amor maduro, profundo, fiel.

Sabemos que al comprometernos a vivir la castidad nos comprometemos a luchar por un amor duradero, que mira el corazón de la persona y sabe esperar a la entrega total en el matrimonio. Sabemos que implica sacrificios, que implica lucha, pero sabemos que ganaremos algo mucho más grande, algo que verdaderamente nos va a hacer felices. Sabemos también que no estamos solos en esta Opción: sabemos que el Señor está con nosotros y nos asegura su fuerza, y sabemos también que contamos los unos con los otros porque somos una comunidad de jóvenes que juntos luchamos por LA VERDADERA REVOLUCIÓN DEL AMOR!

4 comentarios

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4 Respuestas a “¿Por qué una “promesa de castidad”?

  1. V.P.

    «Sabemos que al comprometernos a vivir la castidad nos comprometemos a luchar por un amor duradero, que mira el corazón de la persona y sabe esperar a la entrega total en el matrimonio.». O sea que quienes han llegado a la entrega total en el matrimonio ya no pueden hacer esta promesa de castidad?

    • De la cita que Ud. menciona no se deduce que los casados no puedan hacer una promesa de castidad. ¿Es usted casado/a y desea hacer a promesa de castidad? La castidad tambien se vive en el matrimonio… (o debería vivirse: siendo fieles al cónyuge, por ejemplo)

  2. Pilar

    La castidad en el matrimoonio cristiano es obligada. Se trata de entregarse a una sola persona y eso significa que con el resto de personas del sexo opuesto tenemos que tener actitudes castas. Porque el aspecto sexual de nuestro ser lo hemos entregado a una sola persona a la que nos hemos unido en el sacramento del matrimonio. Igual que un religioso debe vivir la castidad y no puede estar coqueteando con nadie, porque se ha entregado a Dios, un casado debe tener esa misma actitud hacia los demás ya que se ha entregado a una sola persona. Eso se tiene que notar en la forma de vestir, en la formas de tratar a los demás, en la delicadeza de las relaciones, en guardar cierta intimidad hacia lo que contamos a los demás de fuera del matrimonio. También lo podemos llamar pudor…

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